La luz y la sombra, aunque a menudo se mencionan como antagónicos, no se oponen entre sí; al contrario, son complementarios. Son elementos fundamentales que definen la arquitectura y la percepción de sus formas.
A la hora de proyectar, los arquitectos y diseñadores utilizan su mejor criterio para seleccionar materiales que se pueden unir para crear un edificio que sea útil, funcional, agradable, inspirador y, con suerte, apreciado durante muchos años. Pero a medida que estos edificios toman forma, surgen otras cualidades menos tangibles. Cualidades que lo hacen ser más rico y dinámico que la concepción original. Este fenómeno tiene mucho que ver con el juego de luces y sombras en y dentro del edificio.
© Fernando Alda
En sus escritos, la arquitecta mexicana Vanessa Loya, expresa que “tanto por su fuerza emocional como por sus cualidades físicas, la luz y la sombra modifican totalmente la experiencia de las personas. Ambos elementos cambian constantemente con el tiempo, son efímeros. Sin embargo, las emociones generadas permanecen en nuestra memoria. Su gran riqueza reside en que son materiales que construyen el espacio, que le imprimen movimiento y que dejan huella en quien lo habita”.
Luz y sombra como fuente de inspiración
Gracias a cómo se relaciona con los elementos que se entrelazan entre sí en una edificación, la luz es susceptible de usarse como un material. Desde la antigüedad hasta nuestros días hay grandes ejemplos de arquitecturas que utilizan la luz como instrumento.
Arquitectos como Le Corbusier, Alvar Alto, Louis I. Kahn o Luis Barragán, por mencionar solo algunos, le dieron especial importancia al manejo de la luz, la sombra y la penumbra, entendidos como elementos primordiales de la experiencia espacial. Para ellos, el arte de construir radicaba también en hacerlo con elementos intangibles.
La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz.
Le Corbusier
Museo del Louvre de Abu Dhabi, Ateliers Jean Nouvel © jeannouvel.com
Articulación y énfasis
Los arquitectos y constructores barrocos eran maestros en esculpir el espacio y la forma. Las sombras creadas por superficies talladas moldean y definen dramáticamente la arquitectura de ese período. En la actualidad se utilizan técnicas similares para llamar la atención sobre elementos importantes de un edificio. Las sombras describen los bordes de la forma física y la acentúan.
© Alex Martínez
Algunos espacios, por su extensión piden división, alguna interrupción que alivie la monotonía o la escala abrumadora. Las paredes escalonadas o las aberturas colocadas estratégicamente crean sombras que juegan un papel importante en la división de la masa del muro en proporciones agradables.
© Alejo Barreneche Arquitectos
Creando patrones
Ciertos elementos en un edificio o espacio proyectan patrones de sombras que dinamizan las superficies. Los elementos repetitivos como las celosías o bloques calados, crean sombras que crecen, se encogen y se convierten en un sutil recordatorio del paso del tiempo. Las sombras se parecen mucho a las interrupciones y pausas que crean ritmos en la música.
Casa Iguana © Obra Blanca
© Rojo Luz
La luz y su compañera la sombra, son necesarias para establecer los límites de un espacio. La buena aplicación de esta dualidad y el juego de sus matices puede ser decisivo para hacer de un lugar algo especial, pues estas fortalecen o debilitan los volúmenes que crea la arquitectura, y los vacíos que habitamos para disfrutar de ella.
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| Imagen de portada: Casa Gilardi, Arq. Luis Barragán | © James Casebere