La firma ARQUIMILIO, nos presenta su más reciente proyecto donde tuvieron la oportunidad de conjugar las tres ramas de diseño que los categoriza: Arquitectura, Diseño de Interiores y Diseño Industrial. Se trata de LA BODEGA, una exuberante tienda de vinos ubicada en el centro de la ciudad de Santo Domingo.
El edificio, diseñado por el arquitecto Ramón Emilio Jiménez Vicens, presenta en su fachada volúmenes contrastantes de materiales como el ladrillo, muros cortina, imitación de acero corten, madera y un impresionante muro verde, cuya composición juega con el entorno.
Este interesante proyecto consistió en la remodelación del espacio existente más la construcción de un área completamente nueva. “El gran reto fue maridar lo existente con lo nuevo y crear una identidad propia dentro de un espacio que ha vivido varias vidas”, nos comenta Ramón Emilio.
Concepto de Diseño
Tras pasar la puerta principal, la escala y majestuosidad del espacio volumétrico se hacen evidentes logrando un ambiente elegante, acogedor y lleno de detalles que sirven de reflejo a la identidad de la marca. La composición de formas geométricas y texturas de materiales envuelven todos los sentidos y llevan al máximo la experiencia de compra y degustación.
Conceptualmente la tienda se desarrolló como una gran biblioteca para botellas. Un edificio donde los vinos son celebrados por su diversidad, historia y producción. La combinación de materiales hace eco a los utilizados en la producción y almacenamiento de esta bebida. El espacio de doble altura está envuelto en estanterías de madera y un techo encofrado en madera con fondo en espejo. Estos elementos proporcionan una sensación de mayor amplitud y la ilusión de que no hay limite en el espacio.
Todo arquitecto debe luchar para que cada proyecto tenga una identidad propia, interpretando al cliente y utilizando diferentes composiciones de elementos, creando un ambiente particular y único en cada espacio.
_ Ramón E. Jiménez V
Soñar con lo inesperado
El counter en forma de bar actúa como elemento central del cual todas las demás funciones se apoyan. Su posicionamiento permite poder apreciarlo desde cualquier ángulo del salón principal. El fondo de mármol blanco hace contraste con la cerámica negra y funciona de pasamanos en la escalera. La torre de botellas está suspendida del techo y ancla el diseño. Su lámpara icónica de copas nos muestra que el buen diseño pude ser funcional y a la vez nos permite soñar con lo inesperado.
“Disfruto mucho la combinación de patrones y texturas diversas para crear ambientes dinámicos. En el caso de este salón privado (arriba), combinamos listones de madera con papel tapiz, en tonalidades de azul.”
Componer un espacio con diversidad de texturas, siluetas y color fue un verdadero reto para la firma. “Siempre busco inspiración en la belleza accidentada de la naturaleza y me recuerdo que no todo tiene que estar perfectamente combinado. Muchas veces son los toques inesperados donde se encuentra la belleza.”
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| Imagenes cortesía de Arquimilio | © Harold Lambertus
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